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Gaztelugatxe, el islote vizcaíno que se convirtió en Rocadragón

febrero 22, 2021

Los directores de la séptima temporada de ‘Juego de Tronos’ convierten el emblemático paisaje vasco de la costa vizcaína en este lugar es agreste. El mar trabaja sin cesar erosionando la roca, areniscas y duras calizas de arrecife, y tallando en ella túneles, arcos y cuevas. La isla de Gaztelugatxe es el corazón de este interesante tramo de costa, junto con la pequeña isla de los conejos, la isla de Aquech, paraíso de las aves marinas.

(Contiene spoiler)

Muy recomendable tanto por el paseo memorable, como por los buenos restaurantes que hay en la zona, donde la cocina vasca brilla y entusiasma al visitante. Aunque ya no sólo por eso, y era mucho será famoso Gaztelugatxe, sino que ahora, Juego de Tronos le ha dado un buen empujón y seguro que este verano arrasará en visitas turísticas  y no es para menos; Era un secreto a voces, pero ya es sabido que durante el primer capítulo de la séptima temporada de ‘Juego de Tronos’ se han visto las esperadas imágenes de la costa vasca convertida en un escenario de Juego de Tronos, justo al final de capítulo cuando Daenerys Targaryen, sus dragones y su armada, alcanzan la soñada fortaleza.

Gaztelugatxe

Sobre la isla de Gaztelugatxe hay una ermita consagrada a San Juan. Junto a la ermita hay un pequeño refugio que permite protegerse del viento y poder realizar una merienda disfrutando del mar y de las aves que anidan en estos lares.

El acceso es espectacular. Un estrecho camino que parte de tierra firme y cruza sobre las rocas por un puente de piedra permite llegar hasta la zona superior del islote después de ascender 241 escalones. El camino se encuentra asimismo jalonado con las sucesivas estaciones de un Viacrucis. Suele ser tradición entre los caminantes tocar la campana de la ermita, como símbolo por el esfuerzo realizado, una vez ascendidos los 241 escalones. El esfuerzo merece la pena.

El islote está atravesado por túneles y hay numerosos arcos. A sus lados se abren playas de piedra que suelen ser muy utilizadas por los buceadores.

La costa, acantilada, está cubierta de vegetación. Destaca en esta el endemismo vasco y el acebuche y sobre ellos hay árgomas, encinas y brezos. En el mar, de fondos rocosos, existen praderas de algas, con especies como las laminarias o saccorhizas. La población piscícola es la típica del Cantábrico donde abundan lubinas, fanecas, congrios o chicharros, y se completa con babosas, carraspios, julias e invertebrados como actinias, erizos, holoturias, pulpos, nécoras y centollos, además de los percebes que se encaraman en la roca.

Las aves marinas son muy abundantes. La existencia de espacios amplios, como la isla de Aqueche a la que solo se pueden acceder por mar, hacen que puedan reproducirse con tranquilidad. Entre las aves que crían aquí destaca, por su rareza y pequeño tamaño, el paíño común. Abundan además, las gaviotas patiamarilla, los cormoranes moñudos y las palomas bravías.

Una historia singular

La pequeña iglesia dedicada a la Degollación de San Juan, que permanece cerrada la mayor parte del tiempo, data del siglo X y algunos la consideran de origen templario, lo que es imposible puesto que dicha orden no fue creada hasta el año 1119, y documentos anteriores a esta fecha acreditan su existencia. En el año 1053 fue donada, por Íñigo López, señor de Vizcaya, al monasterio de San Juan de la Peña situado cerca de Jaca en Huesca.

En 1593 sufrió un ataque corsario a manos de Francis Drake en el que fue saqueada, este fue uno de los muchos incidentes que ha sufrido a lo largo de su historia donde se ha incendiado varias veces. El último el 10 de noviembre de 1978 en el que resultó destruida. Dos años más tarde, el 25 de junio de 1980 se reinauguraba nuevamente.

En la explanada e interior de la ermita se han hallado enterramientos medievales del siglo IX y XII. La jurisdicción religiosa a la que pertenece la ermita es la de la parroquia de San Pelayo de Baquio.

La ermita alberga varios exvotos de marinos que se han salvado de algún naufragio. Según una tradición una vez alcanzada la ermita hay que tocar la campana tres veces y pedir un deseo. El esfuerzo necesario para subir las escaleras, talladas en la roca, se ve ampliamente recompensado.

Rocadragón

Los Targaryen se instalaron en la Isla de Rocadragón huyendo de la Maldición de Valyria. La fortaleza fue construida en tiempos del Feudo Franco de Valyriacon avanzadas técnicas valyrias de construcción que se perdieron con la Maldición. Algunos dicen que se construyó con fuego y magia.

Fue el asentamiento de los Targaryen hasta la conquista de los Siete Reinos por parte de Aegon I. Desde entonces sirvió como sede del heredero al Trono de Hierro, siendo éste llamado Príncipe de Rocadragón.

En tiempos de Aerys II Targaryen el comandante de la Guardia del Mar era un hombre llamado Tristimun, azote de los contrabandistas.

Tras la Rebelión de Robert y la caída de la dinastía Targaryen, Robert Baratheon nombró a su hermano, Stannis Baratheon Señor de Rocadragón, donde fundó la Casa Baratheon de Rocadragón.

 

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