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Aragorn II Elessar: El heredero de Isildur y rey de los Reinos Unificados

junio 30, 2025

En las vastas tierras de la Tierra Media, donde la magia y la oscuridad se entrelazan, surge la figura de Aragorn II Elessar, un hombre destinado a convertirse en leyenda. Como trigesimonoveno descendiente directo de Isildur, Aragorn no solo es conocido como el «Heredero de Isildur», sino también como el jefe de los dúnedain, los montaraces del Norte, un pueblo de linaje antiguo cuya sangre lleva el peso de la gloria y la tragedia.

Un linaje marcado por la pérdida

La historia de Aragorn comienza con sacrificio. Su abuelo, Arador, fue asesinado por trolls de las montañas, dejando a su hijo Arathorn II como capitán de los montaraces. Arathorn, a su vez, encontró un destino cruel a los sesenta años —una edad temprana para los longevos dúnedain— cuando una flecha orca atravesó su ojo durante un enfrentamiento. Aragorn, con apenas dos años, quedó huérfano de padre.

La madre de Aragorn, Gilraen la Bella, enfrentó su propio dilema. Su padre, Dírhael, un vidente, se opuso al matrimonio de Gilraen con Arathorn, argumentando que ella era demasiado joven y que él moriría pronto, como había predicho. Sin embargo, Ivorwen, madre de Gilraen y también vidente, insistió en la unión, profetizando que el hijo de Gilraen sería la última esperanza de los dúnedain. Tras la muerte de Arathorn, Gilraen llevó a su hijo a Imladris (Rivendel), donde Elrond, señor de los elfos, acogió al niño y le dio el nombre de Estel («esperanza» en sindarin), ocultándole su verdadera identidad para protegerlo de las fuerzas de Sauron.

El despertar de un rey

A los veinte años, Elrond reveló a Aragorn su linaje y le entregó dos reliquias sagradas: los fragmentos de Narsil, la espada con la que Isildur cortó el Anillo Único de la mano de Sauron, y el Anillo de Barahir, símbolo de la realeza. En Rivendel, Aragorn conoció a Arwen Undómiel, hija de Elrond, y su corazón se rindió ante su belleza élfica. Pero Elrond, con su sabiduría, advirtió que Arwen no se desposaría con un mortal a menos que este reuniera los reinos de Gondor y Arnor bajo su corona. Con este desafío en el alma, Aragorn partió de Rivendel para forjar su destino.

El viajero errante

Durante décadas, Aragorn recorrió la Tierra Media bajo múltiples nombres, siendo Trancos en Bree y Thorongil («Águila de la Estrella») en Gondor. Sus viajes lo llevaron a los confines de Harad, donde las estrellas brillan extrañas, y a las vastas llanuras de Rhûn. Luchó junto a los rohirrim bajo el rey Thengel y sirvió al senescal Ecthelion II en Gondor, ganándose el respeto de muchos, pero también la envidia de Denethor, el futuro senescal, quien sospechaba de su noble linaje y su cercanía con Gandalf el Gris.

Entre sus hazañas destaca la destrucción de la flota de Umbar. Bajo el manto de la noche, Aragorn lideró una incursión desde Pelargir, incendiando los barcos corsarios con mínimas pérdidas. Aunque el pueblo de Gondor lo aclamó, Aragorn, fiel a su humildad, abandonó la ciudad, prometiendo regresar solo cuando fuera necesario.

El amor eterno y la Guerra del Anillo

Tras años de batallas, Aragorn encontró refugio en Lothlórien, donde la dama Galadriel lo acogió. Allí, en la colina de Cerin Amroth, él y Arwen se juraron amor eterno, sellando un vínculo que desafiaría el tiempo y la mortalidad. Cuando el Anillo Único fue descubierto, Aragorn se unió a Gandalf en la caza de Gollum, desentrañando la verdad sobre el anillo.

En Bree, bajo el apodo de Trancos, Aragorn protegió a Frodo Bolsón, el portador del Anillo, guiándolo hacia Rivendel mientras los Nazgûl los acechaban. En el Concilio de Elrond, se unió a la Comunidad del Anillo, liderándola tras la caída de Gandalf en Moria. Su camino lo llevó por Lórien, el Anduin y, tras la disolución de la Comunidad en Rauros, a una persecución épica junto a Legolas y Gimli para rescatar a Merry y Pippin.

En la Batalla del Abismo de Helm, Aragorn luchó valientemente contra las fuerzas de Saruman. Más tarde, atravesó los Senderos de los Muertos, convocando a los espectros para cumplir la maldición de Isildur. Con su ayuda, derrotó nuevamente a los corsarios de Umbar en Pelargir y lideró un ejército hacia la Batalla de los Campos del Pelennor, donde el Rey Brujo cayó. Finalmente, marchó a la Puerta Negra para distraer a Sauron, dando tiempo a Frodo para destruir el Anillo.

El reinado de Elessar

Tras la derrota de Sauron, Aragorn fue coronado como Aragorn II Elessar, «Piedra de Elfo», un nombre otorgado por Galadriel. Encontró un vástago del Árbol Blanco, símbolo de su linaje, y lo plantó en Minas Tirith. Tomó a Arwen como esposa, y juntos reinaron durante 120 años de paz y gloria. Su casa, Telcontar («Trancos» en quenya), reflejaba su humildad y su pasado como errante. Tuvieron un hijo, Eldarion, y varias hijas, cuyos nombres se pierden en la historia.

Aragorn murió a los 210 años, eligiendo su final como los antiguos reyes númenóreanos. En sus últimas palabras a Arwen, habló de un destino más allá de los confines del mundo, aceptando la muerte con esperanza. Su legado perduró en Eldarion, quien heredó los reinos unificados de Gondor y Arnor.

Un héroe eterno

Aragorn Elessar no es solo un rey, sino un símbolo de esperanza, sacrificio y redención. Su vida, tejida entre el amor, la guerra y el destino, resuena como un eco de las grandes epopeyas de la fantasía. Desde los oscuros senderos de la Tierra Media hasta el trono de Minas Tirith, su historia nos recuerda que incluso en los tiempos más oscuros, un solo hombre puede cambiar el curso de la historia.